
Como los mejores eventos, o al menos los más largamente esperados, tienden misteriosamente a coincidir, este domingo no va a ser menos. Y es que nos enfrentamos a un difícil dilema: ¿celebrar San Valentín entre pétalos de rosa y copas de champán, o mejorar el smash de revés, defectuoso a todas luces, para entregarse después a la bacanal de una fideuá amarilla?
Estamos a jueves, y quizás la duda nos corroa. Por mi parte pienso que las dos alternativas son compatibles, a la par que atrayentes... El champán hace tiempo que no me sienta bien, pero al menos no provoca un madrugón en día festivo. Y es que "en llegando" a una edad, hay puntos que se miran con más atención.
P.D.: Y no se me confundan con el cartel, que San Valentín es el 14 de febrero, einh? No vaya yo a provocar un enfrentamiento de parejas, que para eso ya están los partidos dobles mixtos. Y los sandwiches dobles mixtos...
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